SOULS 40
emanuel dimas de melo pimenta
1973-2013


English

Português

Souls & Zeitgeist
Pilar Parcerisas
(2013)

La fotografía como registro de una experiencia humana. Ese sería quizás el motivo que mueve la cámara fotográfica de Emanuel Pimenta, aún hoy, desde los quince años en que realizó su primer retrato intencionado. Coleccionar almas, espíritus, energías concentradas en un rostro es casi un acto notarial de momentos de vida.

Emanuel Pimenta cuenta que en los orígenes de Souls está la fotografía que hizo a un anciano japonés, cuyo rostro desprendía sufrimiento y vicisitudes por una vida transcurrida en la pobreza. El abuelo de Pimenta tenía una granja en las afueras de Sao Paulo y cerca de donde vivía la familia japonesa; como vecino les ayudaba a menudo, les sacaba de algún apuro y se entabló entre ellos una amistad. Emanuel se preguntaba qué había sucedido en la vida del anciano japonés para poseer aquel rostro surcado por los avatares del tiempo y la lucha por la vida. Un día le propuso realizar una fotografía de su rostro, y aquel fue el primer y único retrato que tuvo en vida el viejo japonés. Cuando murió el abuelo de Pimenta, la abuela siguió ayudando al viejo japonés y a su familia, y su personalidad fuerte y decidida también formó parte de ese inicio de Souls.

A partir de ahí, Emanuel Pimenta imaginó un proyecto fotográfico que conectase personas de culturas diversas en lugares distintos del mundo: artistas, científicos, empresarios, filósofos, arquitectos, abogados, músicos, antropólogos..., todos formando una constelación que compartiera como eje común el Zeitgeist, el espíritu del tiempo. Souls es al mismo teimpo un álbum que ilustra los múltiples encuentros de Pimenta con hombres de mundo, que han dejado huella en su entorno y en los parámetros artísticos y culturales, y que han mirado al mundo con alma creativa y generosamente humana.

Pero nos equivocaríamos si interpretásemos este álbum de Souls, que ya se ha convertido en un work in progress sin fin, como un intento de hacer retratos artísticos. Su intención va unida al transcurso de la vida y de la experiencia. Lo que dio continuidad a esos inicios fueron los conciertos a los que acudía Emanuel, especialmente a los de Hermeto Pascoal, un músico que ha tenido una influencia importante en su vida. Tocaba con Miles Davis y con Cannonball Adderley, y sus conciertos duraban hasta altas horas de la madrugada. Emanuel realizaba las fotografías de los conciertos desde los palcos, y llegando al amanecer, compartían juntos el desayuno con todos los que resistían hasta el final.

La complicidad con los músicos, con los actores de esos conciertos, formaba parte de esos retratos, que tienen impregnado en su rostro la huella de su tiempo. Como un espejo, Emanuel Pimenta ha realizado esos retratos, que son también espejo de su tiempo.

La fotografía tiene algo de misterioso, lo que a pesar de estar dentro de la fotografía que estamos viendo, no se puede ver, sólo intuir. En sus inicios, fue repudiada porque en la concepción católica el hombre estaba hecho a imagen y semejanza de Dios, y la imagen de Dios no podía ser fijada por ninguna máquina humana. Quizás Walter Benjamin, en su Pequeña historia de la fotografía, rescata ese misterio con el concepto de "inconsciente óptico", tan presente en los retratos de Souls, un ensayo fotográfico que no pretende llevar a cabo una galería de retratos ilustres de la cultura occidental, sino más bien un registro de humanidades: captar el "aura" del personaje en esos rostros que se han cruzado en la vida de Emanuel Pimenta y que comparten un sentido del tiempo. Eso es también el "aura", el ahora y el aquí de un presente de vida, realizado, además, mediante la fotografía, que es un instrumento destructor del "aura" segun Benjamin, porque acerca el arte a las masas mediante la reproducción, con la consabida pérdida de "aura" que conlleva.

Pero, al mismo tiempo, el proyecto no incluye sólo "almas" de ilustres personajes, sino también seres anónimos, com hizo David Octavius Hill para tener modelos para pintar el fresco del primer sínodo de la Iglesia escocesa en 1843. Apenas diríamos que hay separación alguna en el tratamiento que hace Emanuel Pimenta de los rostros conocidos a los seres anónimos que forman parte de Souls.

La filosofía zen que acompaña el recorrido vital de Pimenta conduce ese work in progress, de manera que las imágenes se transforman en tiempo. Suma de instantes que se refieren a personajes, pero también a momentos de vida vividos en el arte y la cultura. Hombres y mujeres del siglo XX de distintos lugares y culturas que llevan en su rostro la huella del siglo, del tiempo, de una cultura y forma de vivir de Occidente. Se trata, más bien, de una constelación de "auras", que han construído historia, con nombre o sin nombre.

Dentro de esta constelación, destaca por su pasión y dedicación incombustible al arte y a la cultura Lucrezia De Domizio Durini, a quien el autor quiere rendir homenaje en los cuarenta años de la experiencia que recoge Souls y a quien dedica este libro. Lucrezia De Domizio Durini, rara avis del mundo cultural y difusora incansable del pensamiento de Joseph Beuys, ha sido un faro en la vida artística de Emanuel Pimenta, desde 1990, fecha de su encuentro en Milan. El tiempo del progreso, la velocidad del presente, la precisión en la organización de eventos y la pasión por el trabajo constante y sin descanso ni demora, representa parte del alma de Occidente. Para Emanuel Pimenta, Lucrezia forma parte de su familia cultural en primera línea, porque su sentido de la libertad y de la independencia la acerca a figuras de la cultura artística, como Harald Szeemann o Pierre Restany, cómplices de muchas de sus aventuras culturales, al lado de Buby Durini, desaparecido en 1994, y cuya proximidad al mundo científico actuaba de contracampo al cientifismo de Joseph Beuys. Lucrezia y Buby emprendieron una aventura por el arte y la cultura que aún hoy da sus frutos. Muchas "almas" pasaron por esas iniciativas culturales, hoy espejo de una historia reciente, que Lucrezia De Domizio Durini ha recogido en sus memorias y libro de ensayo "Perché. Le sfide di una donna oltre l'arte".

La historia de la Humanidad es colectiva y nuestro tiempo no es una excepción. En el universo creativo de Emanuel Pimenta esos rostros convertidos en imágenes han pasado a ser rastros del tiempo, memoria de un presente aún vigente, aún no agotado por un progreso que parece no tener fin. El coleccionista, dice Benjamin, es un "fisonomista del mundo de las cosas"; asimismo, Emanuel Pimenta colecciona esas fisonomías que miran al mundo desde "su mundo", como el anciano japonés, cuyo rostro era el espejo de la vida que le había tocado vivir, construyendo, desde la pobreza y el anonimato, la historia de la Humanidad.