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En 2012 empecé
dos grandes ensayos fotográficos sobre el acueducto de
Lisboa, con miles de imágenes. Al mismo tiempo, el médico,
amigo y fotógrafo Miguel Ribeiro también realizó
un gran reportaje fotográfico sobre este magnífico
edificio. Ambos fuimos guiados por nuestra querida amiga Margarida
Ruas, uno de los principales expertos en todo el mundo sobre
los secretos de este fabuloso edificio de los principios del
siglo XVIII. Mis ensayos fotográficos son dedicados a
ella.
El acueducto de Lisboa, también conocido como Acueducto
de las Aguas Libres, es uno de los edificios más grandes
del mundo, con una extensión de cincuenta y ocho kilómetros
a través de formidables salones, pasillos, vestíbulos
- todo construido en piedra. Su diseño sigue los secretos
místicos de la cultura europea, los mismos que formarán
el alma de Mozart, de Borromini, de Piranesi y de Claude Debussy
entre tantos otros.
El acueducto sobrevivió intacto al terrible terremoto
de 1755 que destruyó gran parte de la ciudad, matando
a miles de personas. Voltaire estuvo profundamente impresionado
con la violencia de ese desastre natural.
Con ocho mil ochocientos y cincuenta kilómetros, y cerca
de cuarenta mil torres, la fabulosa Muralla de China, sin duda,
es el edificio más grande jamás. Por otro lado,
el acueducto de Lisboa tiene un refinamiento arquitectónico
que trasciende su función original.
Uno de mis ensayos fotográficos se llamó El fantasma
del Acueducto y el otro, El Misterio de las Aguas Libres. Un
fragmento de este último, en blanco y negro, ahora se
publica en libro en dos ediciones, una en portugués y
otra en inglés.
Margarida Ruas trabaja intensamente para que este maravilloso
edificio sea convertido en Patrimonio de la Humanidad por la
UNESCO. Y así debe ser. Sólo en finales del siglo
XX, el ser humano fue capaz de crear edificios de este tamaño,
probablemente no tan enorme, sin duda no tan durable, y no como
un proyecto arquitectónico. Estos enormes edificios del
siglo XX son especies de grandes almacenes, objetos de la ingeniería
y, por tanto, sin una tal calidad estética.
Penetrar en el Acueducto de las Aguas Libres es bucear en la
geometría sagrada, en el pensamiento del Iluminismo que,
contrariamente a lo que a veces se dice, fue muy dedicado al
descubrimiento y al ocultismo - como en Kepler, Pascal o Newton.
Un período histórico dedicado a un universo místico
desintegrado por la cultura mecánica del siglo XIX, pero
cuyos principios fueran recuperados en principios del siglo XX
por la física cuántica, y después por el
fenómeno de la "emergencia" y por la autopoiesis,
y también por el cyber-universo de René Berger,
entre otros, que nos ofrece una nueva dimensión al principio
que enigmáticamente llamamos de "misterio".
El reconocimiento del acueducto de Lisboa como patrimonio de
la humanidad es la mejor manera de preservar para las generaciones
futuras este fabuloso edificio - que ahora está amenazado.
El libro con un centenar de fotografías de este edificio
enigmático y fabuloso, muchos de ellas hechas en lugares
raramente visitados, es - al igual que mis otros libros - a precio
de coste y se puede pedir aquí o haciendo clic en el enlace
de arriba.
Independientemente del libro creo que todos los que creen en
la humanidad y se orientan para el futuro, para la descubierta,
deberían firmar la petición abajo - sólo
hacer clic aquí o en el enlace de abajo - y comunicar
a tantos amigos como sea posible la urgencia de salvar una de
las más interesantes y poco conocidas obras maestras del
ser humano que es, por sí misma, un verdadero patrimonio
de la humanidad.
Emanuel
Dimas de Melo Pimenta, 2013
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